Pues eso, ¡vaya lata!...pero no una, no no, que son ¡¡¡dos latas!!!
Y no es por ser exagerada, pero es que, ¡podría considerarse la madre de todas las latas!
Y claro, algo tenía que hacer yo. Imposible hacer un lapicero con ellas, porque además de tener el cupo cubierto de lapiceros (ya he perdido la cuenta de todos los que tengo), las latas son muy grandes y no serían nada funcionales.
Así que se me ocurrió darle otra utilidad. Primero empecé por la parte de abajo:
Le hice unos agujeros con la ayuda del martillo:
Luego las decoré con un poco de pintura y después una mano de barniz. Y de esta forma hice dos prácticas macetas:
¿Qué te parece?
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